Todos admiramos a Yokoi Kenji por sus conferencias, esa
manera tan particular que no solo nos conmueve sino que también nos saca risas,
lo hace en un comunicador único, no todos tienen la facilidad de transmitir
mensajes con tal impacto de que genere un cambio en la mentalidad instantáneamente,
lo mejor de todo es que sus mensajes los sabe dirigir a todo tipo de públicos
en específico de tal forma que se vuelve muy versátil en cada una de sus
ponencias, sin duda y sin miedo equivocarme puedo decir que es el mejor
conferencista de Latinoamérica, sin desmeritar obviamente que hay otros muy
buenos a mi parecer como Jürgen Klaric, Juan Diego Gómez y cada uno puede que trate temas diferentes, pero yo juzgo solamente por la manera tan efectiva de
comunicar, igual para mi estas tres personas son los mejores oradores que he
visto hasta ahora. Por otra parte debo reconocer que la influencia de Yokoi es
estrictamente reflexiva, ya que como el lo ha dicho muchas veces él no es
motivador y además de eso hace muy bien en no meterse en temas de religión ni
de política ya que eso divide mucho a la gente y el solo quiere unir personas,
aunque vale la pena recalcar que con el teme de la dictadura Venezolana ha sido
muy tajante en atacarla, porque cuando la política se vuelve en un tema
humanitario, donde se vulneran los derechos humanos, cualquiera con corazón solidario
se va preocupar por ser vocero en contra de las arbitrariedades de muchos
gobiernos latinoamericanos.
Ahora aparte de su magnífica carrera como conferencista, no
se puede dejar pasar de largo una de sus enseñanzas más importantes, “dar es
mejor que recibir”, una frase impactante que toca nuestro punto de vista
cultural, pues siempre nos has enseñado cosas como “el vivo vive del bobo” o
cosas por el estilo que mueven nuestra personalidad hacia la individualidad
para buscar el beneficio propio y no el bien común, pero Yokoi Kenji nos
demuestra como una vocación bien definida combinada con espíritu incesante de
ayudar a los demás, no solo nos puede elevar a la grandeza sino que también nos
va dar el regocijo de ver la cara de alegría de la persona que fue feliz por nuestra ayuda, Kenji ha sido reconocido por salvar a cientos de japoneses del suicidio(una cifra
preocupante de suicidios en niños se presentó entre 2016 y 2017 donde 250 niños
entre primaria y secundaria se quitaron sus vidas), trayéndolos a Colombia a
que disfruten de un nuevo aire, con gente divertida, afectuosa pero por sobre
todo gente que todos los días tiene que sobrevivir y esa lucha incesante por vivir no les da tiempo de pensar
en suicidios sino en buscar la manera de vivir, en cambio en Japón que a
pesar de su desarrollo socioeconómico, sus vidas planas y sin sentido,
les impide disfrutar la vida al máximo, esta idea revolucionaria en el tema
de labor social, no solo ha salvado vidas, sino que la mezcla de estas dos culturas tan diversas nos ha permitido degustar nuestros sentidos para dejarnos una gran enseñanza y es que en realidad por todos somos iguales, no importa nuestra raza, religión, economía y que por mas pensamientos distintos que tengamos podemos aprender lo bueno de cada persona y nos abre las puertas a un mundo lleno de posibilidades, y eso es lo que nos ha llevado a admirar este tipo de acciones que salvan
vidas y que dejaran una semilla para nuestras futuras generaciones, porque al
final seremos más los buenos y haremos de este planeta un mejor sitio para
vivir.
De lo poco que he aprendido de yokoi Kenji puedo compartirles un pequeño vídeo sobre disciplina, pero hay que entender que la disciplina estricta como la japones no trae solo cosas buenas, una vida plana y monotona puede encerrarte en la paradoja de cual es el sentido de la vida, por eso tomemos las cosas buenas tanto de Colombia como de Japon para realmente encontrar la felicidad que al final es lo que realmente importa.
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